Cada familia enfrenta retos distintos y algunas de ellas se enfrentan con trastornos del comportamiento como, por ejemplo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, por mencionar alguno de los muchos de los que sufren nuestros pequeños.
Los trastornos de conducta en niños se caracterizan por patrones de comportamiento desafiantes, antisociales o disruptivos. Y en muchas ocasiones estos comportamientos violan los derechos de los demás y las normas sociales establecidas. Inclusive se pueden observar niños con estos trastornos que muestran agresividad, comportamientos de destrucción, mentiras repetitivas o inclusive el robo. Y como es de esperar estos comportamientos suelen interferir con el funcionamiento escolar, social y familiar del niño.
Los estudios indican que no existe una causa exacta para determinar la aparición de trastornos de conducta infantil. Sin embargo, existe una creencia que indica que cuando se da una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y sociales es más probable la presencia de dichos comportamientos. Además, el abuso o la negligencia infantil, la exposición a la violencia en el hogar o en la comunidad, así como los problemas familiares como la falta de disciplina consistente, también pueden contribuir al desarrollo del trastorno de conducta.
Es importante tener en cuenta que algunos comportamientos pueden ser comunes, pero algunos son más extremos, persistentes y afectan negativamente la vida diaria del niño. Por ello es importante identificar este tipo de hechos cuanto antes para aportar una solución eficaz a tiempo.
Por eso nosotros los padres y encargados debemos tener en cuenta la presencia de uno o varios de los comportamientos que se describen a continuación como señales de alerta que requieren atención y evaluación profesional.
Comportamientos agresivos.
- Agresión física: Puede incluir pelear con compañeros de clase, hermanos o adultos, así como dañar objetos o propiedades.
- Agresión verbal: Incluye insultos, amenazas, gritos o lenguaje inapropiado dirigido hacia otros.
- Agresión hacia animales: Mostrar crueldad hacia animales, como golpear, patear o lastimar deliberadamente a mascotas u otros animales.
Comportamientos destructivos.
- Destrucción de propiedad: Romper objetos intencionalmente, como juguetes, muebles o pertenencias de otros.
- Vandalismo: Pintar grafitis, rayar paredes u otros actos de vandalismo en espacios públicos o privados.
- Piromanía: Encender fuegos intencionalmente, ya sea dentro o fuera de la casa, sin preocupación por las consecuencias.
Comportamientos delictivos.
- Robo: Tomar objetos que no les pertenecen, ya sea en el hogar, la escuela o en tiendas.
- Falsificación: Engañar o falsificar documentos, firmas o identificaciones.
- Conducta antisocial: Desafiar abiertamente las reglas y normas sociales, mostrando desprecio por la autoridad o las leyes.
Comportamientos engañosos.
- Mentir: Decir falsedades con regularidad, ya sea para evitar el castigo o para obtener beneficios.
- Engaño manipulativo: Manipular a otros para obtener lo que quieren, utilizando mentiras o comportamientos astutos.
- Falta de remordimiento: Mostrar poco o ningún arrepentimiento por sus acciones, incluso cuando causan daño a otros.
Comportamientos de riesgo.
- Consumo de sustancias: Experimentar con drogas, alcohol o sustancias peligrosas a una edad temprana.
- Conductas sexuales inapropiadas: Participar en actividades sexuales precoces o inapropiadas para su edad.
- Comportamientos temerarios: Buscar constantemente emociones fuertes, como conducir de manera imprudente o participar en actividades peligrosas sin considerar las consecuencias.
El diagnóstico del trastorno de conducta infantil generalmente implica una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra infantil. Esta evaluación puede incluir entrevistas con el niño, los padres y los maestros, así como la observación directa del comportamiento del niño en diferentes entornos. Es importante descartar otras condiciones médicas o psicológicas que puedan estar contribuyendo a los síntomas del niño.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento debe ser individualizado según las necesidades específicas de cada niño y su familia. Algunas de las opciones de tratamiento incluyen:
- Terapia conductual: La terapia conductual, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento negativos.
- Terapia familiar: La terapia familiar puede ayudar a mejorar la comunicación y las relaciones dentro de la familia, abordando los problemas subyacentes que pueden contribuir al comportamiento del niño.
- Terapia de juego: La terapia de juego es una forma de terapia que utiliza el juego como medio para ayudar al niño a expresar sus pensamientos y emociones de manera segura.
- Medicamentos: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos, como los estabilizadores del estado de ánimo o los antipsicóticos, para ayudar a controlar los síntomas del trastorno de conducta, especialmente si están asociados con otros trastornos como el TDAH o la depresión.
El tratamiento del trastorno de conducta infantil suele ser multidimensional y puede incluir una combinación de intervenciones terapéuticas, educativas y medicamentosas.