El orgullo es una emoción natural y muy necesaria para el desarrollo personal de las personas y su autoestima. Sin embargo, éste tiene dos connotaciones muy distintas entre sí; a las que a lo largo de los años vamos enfrentando de una u otra manera.
Por un lado, lo podemos ver desde un entorno negativo en donde lo vemos acompañado en muchas ocasiones de otro sentimiento complicado la soberbia; además viene es muy común sentirlo con efectos de superioridad o envidia. Comportamientos muy despreciados por cierto por parte de las personas.
Por otro lado, lo podemos sentir desde un punto de vista positivo; es esa sensación de felicidad y satisfacción después de haber logrado algo que nos habíamos propuesto, por ejemplo. Sin embargo, este sentimiento no lo sentimos solamente por acciones de nosotros mismos, sino que nos podemos sentir orgullosos por logros que tienen otras personas como nuestra familia o alguien cercano a nosotros. Y precisamente es el tema que desarrollaremos el día de hoy.
Empecemos por preguntarnos: ¿Cuándo fue la última vez que expresamos estar orgullosos de nosotros mismos? Estamos acostumbrados a tener una vida tan acelerada que pasamos por alto nuestras victorias, por la rapidez en que vivimos; sin embargo, esto es injusto deberíamos sentirnos orgullosos en todo momento.
El orgullo tiene que ver con cómo nos sentimos con nosotros mismos; y esto contribuye con nuestra autoestima ya que nos ayuda a querernos y valorarnos de una manera justa; e inclusive nos muestra nuestras fortalezas.
Sentirse orgulloso de nosotros mismos no debería significar ser arrogantes, es simplemente un acto de amor propio, una afirmación que nos hace ver lo que hemos logrado, superado y valorar lo que somos hoy en día. Es ver atrás y darnos crédito de cada momento y situación. Ese orgullo es completamente sano y nos ayuda a mantener nuestro bienestar emocional, mental e incluso físico.
A pesar de lo importante que es sentirse orgulloso de nosotros mismos no siempre es fácil hacerlo ante eso es importante hacer una lista de nuestros logros personales, recordar cuántas veces hemos enfrentado el miedo y como último paso, pero no menos importante debemos tratarnos bien y hablarnos con amabilidad y gratitud tal cual lo haríamos con las otras personas.
Las ventajas que nos lleva sentirnos orgullosos de nosotros mismos son muchas entre ellas encontramos:
- Aumenta la autoestima: una vez que nos acostumbramos a reconocer nuestros logros del mismo modo alimentamos la autoestima, sin importar que sea algo extraordinario; todo cuenta desde decir no cuando sea necesario hasta salir victorioso de un día difícil.
- Motiva a seguir adelante: el orgullo actúa como combustible; al superar momentos difíciles nos lleva a seguir adelante con más ganas y entusiasmo.
- No buscar validación externa: el depender de la aprobación de los demás es un comportamiento muy normalizado por el ser humano sin embargo cuando estamos orgullosos de nosotros mismos ese tema queda a un lado debido a que nos sentimos muy reconfortados con nosotros mismos.
- Aumenta la resiliencia: cuando reconocemos nuestro valor somos más resilientes ante momentos difíciles porque a pesar de cometer errores y enfrentarnos a fracasos seguimos sintiéndonos valiosos gracias a ese orgullo interno que nos ayuda a formar esa base sólida.
- Es contagioso: la actitud al sentirnos orgullosos de nosotros se nota y eso hace que otras personas se sientan inspirados al vernos; por lo tanto, motivamos a otras personas a reconocer su valor.
En síntesis, podemos concluir que sentirse orgulloso de uno mismo es una parte esencial del crecimiento personal por eso es importante aprender a vernos al espejo con cariño, reconociéndonos en cada pequeño o gran paso que damos.